En esta carta les quiero leer y explicar los textos bíblicos que hablan del anticristo: 1 Jn. 2, 18 y 22; 2 Jn. vers. 7.
La palabra anticristo significa «el que está contra Cristo o el malvado». Otros textos nos hablan del «hombre del pecado», «el rebelde», «el sin ley». Todas estas expresiones indican más o menos lo mismo que anticristo.
Pero antes de hablar de este tema, les debo explicar algo muy importante para la recta comprensión de los textos que se refieren al anticristo.
Los textos que nos hablan de este tema casi todos fueron escritos en un estilo apocalíptico.
El gran mensaje de fondo de todos estos textos apocalípticos es el siguiente: «Cristo es el centro de toda la historia; el mundo es el escenario de la lucha entre los elegidos de Cristo (su Iglesia) y las fuerzas del demonio, pero Cristo ya ha vencido al mal, y los cristianos son llamados a dar valientemente su testimonio».
Repito que no debemos tomar al pie de la letra estas visiones e imágenes; ésa no es la intención de los autores sagrados. Siempre debemos buscar el mensaje más profundo que está detrás de estos textos. Así que nadie por falta de conocimiento diga tonterías con la Biblia en la mano.
Hay otro texto muy parecido a éste:
Estos son los únicos textos que hablan del Anticristo y de los anticristos. Y nos hacen ver que los oyentes de Juan sabían que en vísperas de la venida de Cristo se presentaría un anticristo, que es el hombre que niega a Cristo.
En estos textos el apóstol Juan apunta a todos los anticristos que aparecieron y que aparecerán en la historia.
En Mt. 24, 24 Jesús habla también en este sentido: «Se presentarán falsos cristos y falsos profetas que harán maravillas y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, aun a los mismos elegidos de Dios».
Hermanos, he aquí los textos bíblicos que nos hablan de los anticristos. Son figuras o personajes que representan la encarnación del mal como un poder misterioso en el mundo, y este poder maligno aparecerá especialmente un poco antes de la venida gloriosa de Cristo.
El hombre del pecado. (2 Tes. 2, 3-12)
- En este sentido el apóstol Pablo habla del «hombre del pecado». Aunque el apóstol no usa la palabra anticristo, podemos ver en esta expresión claramente esta misma realidad del anticristo.
Pero antes de la segunda venida de Cristo tiene que producirse la gran apostasía (se refiere a una crisis religiosa a escala mundial). - Entonces aparecerá «el hombre del pecado», instrumento de las fuerzas de perdición, «el rebelde» que ha de levantarse contra todo lo que lleva el nombre de Dios o merece respeto, llegando hasta poner su trono en el templo de Dios y haciéndose pasar por Dios (vers. 2-4).
- Al presentarse este «sin-ley», y con el poder de Satanás, hará milagrosas señales y prodigios al servicio de la mentira. Y usará todos los engaños de la maldad en perjuicio de aquellos hombres que han de perderse (vers. 9-10).
El libro del Apocalipsis (Caps. 12, 13 y 17)
Por último leamos estos textos apocalípticos. Nos hablan de varias figuras que simbolizan el poder de Satanás; son las figuras del anticristo o de los anticristos con otro disfraz.
- Caps.12 y 13: Aquí se nos habla en una gran visión de las últimas batallas contra Satanás. Se presentan las dos tropas que van a pelear: Por un lado la mujer (=el pueblo de Dios) y por el otro lado el gran dragón (=Satanás) con sus aliados. Los aliados de Satanás son dos bestias: una bestia que viene del mar (el poder político romano que aplasta a los cristianos) y otra bestia que viene de la tierra (las falsas religiones que competían con el cristianismo).
- Estas imágenes del dragón y de las bestias son representaciones ficticias del poder satánico contra Cristo. Fácilmente podemos ver en estas descripciones la a-tuación del anticristo que quiere aplastar a la Iglesia de Cristo.
- Cap. 17: Aquí se describe en otra gran visión la batalla definitiva. Otra vez se oponen las dos fuerzas: por un lado, Babilonia la grande, madre de las prostitutas y de los abominables ídolos de todo el mundo (=el poder político mundial) y por otro lado, se pone a Cristo montado en un caballo blanco (el color blanco simboliza el triunfo de Cristo sobre Satanás). Después de esta batalla, comienza el reino de mil años de la Iglesia en la tierra, luego Satanás es librado para la batalla definitiva y será luego arrojado al lago de fuego y azufre.
Está claro que no podemos tomar estas imágenes al pie de la letra, como han hecho algunos grupos religiosos que por este camino llegan a conclusiones erradas y sin sentido.
Todas estas visiones nos hablan de Cristo resucitado que triunfa sobre las fuerzas del demonio y del anticristo.
¿Qué debemos creer ahora en lo referente al Anticristo?
Actualmente hay como tres posiciones frente a estos textos bíblicos acerca del anticristo:
- La de algunos grupos que tienen la tendencia a interpretar estos textos al pie de la letra. Son, generalmente, grupos religiosos fanáticos o fundamentalistas que, con textos bíblicos en la mano, señalan a tal o cual persona como el anticristo actual. Por supuesto que ellos llegan a conclusiones que no tienen nada que ver con la verdadera intención del autor sagrado. Son muchas veces polemistas anticatólicos que quieren así, a la fuerza, indicar que el Papa es el anticristo, como si el sucesor legítimo de Pedro debiera confundirse con la encarnación del mal. Es una ignoran-cia muy atrevida, un gravísimo pecado, una fantasía que presupone maldad y que no tiene nada que ver con la Biblia.
- Otros toman estos textos como una película de ciencia ficción, como pura fantasía o leyendas antiguas, y leen así la Biblia como algo interesante. Y en consecuencia son igualmente incapaces de descubrir el profundo mensaje que Dios quiere comunicarnos.
- Nosotros, los católicos, creemos que el anticristo y los anticristos son una realidad misteriosa muy profunda en la historia humana. Es el poder del mal en toda la humanidad. Es la realidad del pecado y de la maldad que se ha manifestado y sigue manifestándose en personajes históricos, en grupos de personas, en tendencias anticristianas, en sistemas políticos y económicos que quieren aplastar los grandes valores del Reino de Dios: el amor entre los hombres, la justicia en el mundo, la verdadera paz, la fraternidad y la solidaridad...
El anticristo y los anticristos se encarnan en instituciones humanas, en intereses mundiales que proclaman sutilmente, y a veces abiertamente, la guerra a la Iglesia de Cristo, el atropello a los derechos humanos, la idolatría del dinero, del sexo y del poder. Es la corriente del mal que invade toda la humanidad. Es fácil ver la acción del anticristo en el mundo de hoy, por ejemplo en los cultos satánicos, en los suicidios colectivos, en las ideologías que han llevado a algunas personas a cometer verdaderos genocidios, etc.
¿Qué sucederá antes del fin del mundo?
Da la impresión, según los textos bíblicos, que al final del tiempo se levantará una figura escatalógica con todo el poder diabólico que provocará una gran solidaridad con el mal a escala mundial. «Es el malvado que al fin el Señor lo barrerá con el soplo de su boca y lo destruirá con el resplandor de su venida» (2 Tes. 2, 8).
Los verdaderos cristianos, frente a esta realidad del mal, no deben vivir aterro-rizados, sino que deben vivir la gran esperanza de Cristo resucitado y dar valiente-mente su testimonio en este mundo.
Jesús dijo: «Tengan valor, yo he vencido al mundo» (Jn. 16, 33).
P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá