Hay algunas personas a las que les gusta mucho meter miedo en los corazones de ustedes.
- Les hablan del fin del mundo como si pronto los cielos y la tierra nos fueran a destruir.
- Escuchan de guerras, accidentes, catástrofes de la naturaleza, plagas o ven algunos signos raros en el cielo y dicen simplemente que es el fin del mundo.
En vez de dar un mensaje de esperanza, de amor, de solidaridad; en vez de animar, quieren verlos atrapados en el terror y el susto. Y lo peor de todo, es que estas personas dicen fundar sus teorías en la Biblia.
Antes que nada el «fin de los tiempos» del cual nos habla la Biblia es el gran misterio de esperanza que aparece en todo el libro sagrado.
1. ¿Qué dice la Biblia acerca del fin del mundo?
Para comenzar:
En la Biblia también encontramos muchas expresiones que se refieren al «fin del tiempo», «día de Yavé», «día del Juicio», «el día», «la Venida de Cristo», «la resurrección final», «la Parusía», «la llegada del Reino de Dios». Son todas ex-presiones que indican este «fin del tiempo».
«En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe ni los mismos ángeles del cielo, ni siquiera el Hijo de Dios. Solamente el Padre lo sabe» (Mt. 24, 36 y Mc. 13, 32).
Ahora bien, leyendo la historia vemos que siempre hubo grupos religiosos que en todos los tiempos fijaron la fecha, el día y la hora, del fin de mundo, pero se equivocaron. Así que, hermanos católicos, no se dejen engañar.
Así pasó ya en el año 1.000 y pasará también en el 2.000. Algunos fanáticos predican que el fin del mundo está cerca. Pero esto no es así.
El fundador de los adventistas, William Miller, con el texto de Dan. 8, 14 y calculando los días de este texto como años, fijó la venida de Cristo a la tierra para el 21 de marzo de 1843 el día final. Llegó esta fecha y no pasó nada especial y luego dijo que se equivocó en sus cálculos en un año y proclamó otra vez la venida de Cristo para el 21 de octubre de 1844. Y viendo que Cristo no volvía a la tierra dijo simplemente que el juicio de los hombres comenzó en el cielo y pronto Cristo se manifestaría en la tierra.
3. ¿Cuándo será la venida de Cristo?
En algunas partes de la Biblia se habla de la pronta venida de Cristo.
Da la impresión de que los cristianos de la primera generación esperaban con ansias la venida de Cristo.
- «Pronto, muy pronto vendrá el que tiene que venir y no tardará» (Hebr. 10, 37).
- «Dios que es el juez, está ya a la puerta». «Se acerca el fin de todas las cosas» (1 Ped. 4, 7).
- «Sí, ven pronto, amén. Ven, Señor Jesús» (Apoc. 22, 20).
Hasta Jesús mismo anuncia su pronta venida: «En verdad les digo que hay algunos de los que están aquí presentes, que no morirán hasta que vean al Hijo del Hombre venir en su Reino» (Mt. 16, 28).
Los cristianos de la Iglesia primitiva pronto se dieron cuenta de que la historia podía durar mucho más. Y hasta algunos se burlaron de la propia venida de Cristo diciendo: «¿Qué pasó con la promesa de que Cristo iba a venir, pues desde que murieron nuestros antepasados todo sigue igual que desde que el mundo fue hecho?» (2 Ped. 3, 4).
4. Señales que precederán al fin del mundo
El apóstol Pablo, después de haber reflexionado mucho, anuncia también un tiempo de espera.
- El anuncio del Evangelio ha de llegar a todas las naciones.
«Y este mensaje del Reino será predicado en todo el mundo para que todas las naciones lo conozcan; es entonces cuando vendrá el fin» (Mt. 24, 14). - Al final de la historia, Israel se reconciliará con Cristo y se salvará. «Una parte de Israel se va a endurecer hasta que la totalidad de los paganos hayan entrado, entonces todo Israel se salvará» (Rom. 11, 25).
- Finalmente, antes de la venida de Cristo ha de producirse «la apostasía general», o sea, habrá una crisis religiosa a escala mundial, ha de venir el Anticristo. «No se dejen asustar por ningún mensaje espiritual como si fuera el día del Señor que ya llegó. Antes de este día tiene que venir primero la rebelión contra Dios, cuan-do aparezca el hombre del pecado que se sentará en el templo de Dios y será adora-do, llegará con mucho poder y con señales y milagros mentirosos. Usará toda clase de maldad para engañar» (2 Tes. 2, 1 -12).
Nos damos cuenta de que la venida de Cristo no se realizará tan pronto como algunos esperaban; o mejor dicho, Dios no mide el tiempo como nosotros. El puede presentar algo como cercano y no realizarlo hasta cuando a El le plazca. Por otra parte, si el tiempo de espera se nos hace largo, no por eso podemos volver a una vida cómoda, ya sin esperar. El Señor vendrá para cada uno de nosotros como ladrón en la noche.
No olvidemos que el día de la muerte de cada uno de nosotros, el día del juicio particular, es el día del encuentro personal con Cristo. Ojalá que nos encuentre en actitud de espera.
5. ¿Cómo vendrá Cristo al fin del tiempo?
La Biblia habla en forma bastante confusa de cómo se terminará la historia. En el A.T., por ejemplo, los profetas veían a todas las naciones de la tierra unidas en un complot para destruir la ciudad santa de Jerusalén. Pero en el momento más desesperado Dios intervendrá en forma triunfal para instaurar el Reino (Joel 3, 14).
En el discurso de Jesús acerca del fin de los tiempos, habla «de guerras y grandes angustias en todo el mundo, el sol no alumbrará, la luna perderá su brillo y las estrellas caerán del cielo y los ángeles tocarán las trompetas» (Mt. 24, 29-31).
El libro del Apocalipsis (Caps. 13 y 17) habla del dragón y de los monstruos, de la gran batalla en el cielo, de Babilonia la grande, de la madre de las prostitutas y de los abominables ídolos de todo el mundo...
Todos estos textos acerca del fin del mundo fueron escritos en un estilo apocalíptico (revelaciones misteriosas).
Era una forma de escribir muy común en aquel tiempo. Estos escritos misteriosos pretendían aclarar los acontecimientos últimos de la historia con visiones ficticias e imágenes fantásticas.
No debemos tomar al pie de la letra estas imágenes, sino que debemos tratar de descubrir el mensaje profundo que está detrás de estas visiones.
El gran mensaje de estos escritos es: «Cristo Resucitado es el centro de toda la historia y este mundo es el escenario de la lucha entre los elegidos de Cristo (su Iglesia) y las fuerzas del demonio. Estos escritos no son para amenazar ni dar miedo, como creen algunos, todo lo contrario: son escritos que quieren animarnos y exhortarnos a la fidelidad y a la confianza en Dios en momentos difíciles.
6. ¿Cómo debemos prepararnos para el final de los tiempos?
Nuestro destino último y definitivo no está lejos, no es un futuro imposible de imaginar. Ya comenzó.
- Jesucristo con su persona, su Palabra y su actuación ya inauguró el Reino de Dios (Lc. 11, 20);
- Ya comenzó a juzgar a los hombres (Juan 12, 31).
- Su Palabra, su amor y su muerte nos juzgan y a veces nos condenan. Ya nos traspasó algo de su Resurrección (Col. 3, 1-4).
- Por eso el N. T. nos habla del «tiempo» a partir de Jesús como «los últimos tiempos» (Hebr. 1- 2 y 1 Ped. 1-20).
- Desde entonces urge vivir conforme al Evangelio, urge para todos y cada uno, porque no sabemos cuánto falta para el fin (Mc. 13, 33-37 y Mt. 24, 42).
No podemos esperar pasivamente el retorno de Cristo, el juicio final, la Resurrección general, la instauración total del Reino de Dios. Esta esperanza es el motor de la historia. Lo que Dios comenzó en Jesucristo urge que lo pueda cumplir y nosotros debemos ahora remover los obstáculos.
La segunda Venida de Cristo al final de los tiempos (Mt. 24, 3) es el momento del juicio final, de la resurrección general y de la instauración definitiva del Reino de Dios.
Nuestra esperanza tiende hacia ese cielo nuevo y esa tierra nueva.
Por eso la Biblia termina con estas palabras de espera: «¡Ven, Señor Jesús!» (Apoc. 22, 20), que repetimos en cada celebración de la Eucaristía después de la consagración y en la que todo el pueblo contesta: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección, ven, Señor Jesús».
P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá